El ocaso de las abejas

En EEUU y en algunas zonas de Europa están muy extendidas las cosechas de transgénicos que incorporan una clase de insecticidas denominada neonicotinoides, e imidacloprida, que, en dosis cada vez mayores para combatir la resistencia que desarrollan los parásitos, se van abriendo camino a través de la planta llegando a las flores y al néctar: la exposición 24/7 y 365 dás al año de las abejas a estos pesticidas de las plantas puede tener efectos a largo plazo que puede que estemos empezando a descubrir ahora.
Pensamos en nuestra soberbia de creernos el cúlmen de la evolución que estamos al margen y por encima de los delicados y complejos vínculos ecológicos que hay entre todas las especies: si rompemos uno de estos vínculos, podemos desencadenar reacciones inesperadas: Si no hay más abejas, no hay polinización, si no hay polinización no hay plantas ni frutos. Si las abejas desaparecieran, a la especie humana le quedarían 4 años de vida.